Los números redondos siempre son
interesantes, son fáciles de sumar, y de dividir, ni que hablar que siempre se
multiplican de manera ágil y es muy interesante que si de restar se trata, ahí
es donde se complica...
Ahora si los números hacen referencia a edades
como en este caso 40 años, las cosas se complican.
No por nada la llaman la "crisis de
los cuarenta", supongo que es porque a esa altura, ya contamos con
fracasos, alguna cosa realizada pero mucho falta, y si miramos a los costados,
las comparaciones con los de al lado siempre terminan en una cosa odiosa, no
digna de mención. Ahí es cuando viene la resignación y el perdón con un
"se hizo lo que se pudo". Pero aquello que quedo por la mitad,
trunco, abandonado, eso es lo que nos da la cachetada, eso fue lo que me
cacheteo.
El escribir y el abandonarlo, el hacer de cuenta que no se, o no puedo, o
no tengo tiempo, o no me da de comer, o, mil excusas que no sirven de nada,
porque es muy justo reconocer que es un rumor silencioso, continuo, un murmullo
en mi oído que grita, clama por salir, que jamás se calla, ni se tapa…
Y que a partir de hoy será lo que tenga
que ser: poesía, cuento, frase, o rima, artículo o nota, serán sin más, apuntes
antojadisos, caprichosos y algo cursis escritos al azar para practicar la
verborragia inútil y fútil del café, la esquina y el potrero…